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Tu salud

13 mayo, 2010

Los entornos con madera mejoran la calidad de vida y la salud de los ciudadanos y tienen efectos beneficiosos sobre su crecimiento y estado de ánimo.

La textura y el ambiente de una estancia pueden influir en el comportamiento, por lo que se reacciona de manera diferente dependiendo de la experiencia que nos aporten los elementos decorativos y los objetos de una habitación.

Así, si una habitación vacía revestida con paneles de acero induce a estados anímicos depresivos y hostiles, un entorno con paneles de madera nos proporciona estados de ánimo que reducen la sensación de depresión.

La actividad física es fundamental para el desarrollo de los niños. Durante la fase en la que gateamos y aprendemos a andar, la mayor parte del tiempo el niño está en contacto directo con el suelo, lo que significa que una parte del calor corporal se transmite al material, con la consecuente pérdida de calor en las extremidades. La madera, al ser un material con bajo coeficiente térmico, no absorbe tanto calor como lo harían otros materiales.

Un descenso importante de la temperatura en la piel puede provocar una mayor probabilidad de sufrir un resfriado si el contacto con el material frío es prolongado y si la temperatura a la que llega la piel cambia bruscamente de una situación de confort a otra fría, por ejemplo, caminar descalzo sobre el suelo durante un tiempo prolongado.

Gestión acústica

Otro factor que determina la salud de un entorno es la gestión acústica del mismo y, en este sentido, los interiores con presencia de madera generan un tiempo de reverberación -parámetro que indica cuánto tiempo permanece un sonido en el ambiente- controlado y mejorado respecto al que presentaría ese mismo espacio sin madera. Así, la madera puede contribuir a crear entornos más eficaces en los espacios dirigidos a la formación escolar.

Además, el ruido y los sonidos influyen en el comportamiento y estado de ánimo ya que pueden ser molestos e incluso nos pueden irritar y ocasionar estrés y otras molestias.

Durante el crecimiento, una de los hábitos que más influyen en el bienestar emocional de los pequeños es el sueño, mientras que los sonidos puntuales y continuos a diversas frecuencias pueden incomodar durante las horas de sueño. Ante esto, la presencia de madera puede mejorar considerablemente el tiempo de reverberación en los dormitorios infantiles.

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